El artista Tomás Carpio nos presenta a la cerámica como una de las formas de arte más antiguas, presente en innumerables culturas a lo largo de la historia. El artista, en su primera residencia creativa en Jingdezhen —la legendaria capital de la porcelana en China— y ahora en una nueva estancia creativa en el MMAM, ha modelado un universo propio. En sus manos, el barro se transforma en un animalario fantástico: criaturas que despiertan a la vida a través del fuego. Así, cada pieza de cerámica se convierte en un verso con alma, un testimonio tangible de amor, paciencia, calma y tiempo, pero también de grietas, frustración, confusión y alegría. En cada textura y fisura habitan las emociones atrapadas en el barro húmedo, ahora endurecido por la vida.

jueves, 20 de marzo del 2025

19h00